luns, 17 de outubro de 2016


Europa se cita con la historia espacial

Mañana intentará posar un robot sobre la superficie de Marte en una misión con amplia participación española y gallega


REDACCIÓN / LA VOZ 18/10/2016 07:36
Miércoles 19 de octubre a las 16.48 horas. Es la fecha y la hora en la que Europa está citada con la historia espacial. Si nada se tuerce, justo en ese momento un pequeño robot de la Agencia Espacial Europea (ESA), elSchiaparelli, se posará sobre la superficie de Marte, algo que hasta el momento solo han logrado rusos y norteamericanos. Será la prueba definitiva de que el viejo continente dispone de la tecnología necesaria para la entrada en la atmósfera, descenso y aterrizaje en la superficie del planeta rojo, lo que a su vez marcará un programa mucho más amplio y ambicioso de exploración marciana que forma parte de la misión ExoMars, de la que el módulo Schiaparelli, bautizado así en honor al astrónomo que observó por primera vez los canales del planeta, es solo una pequeña parte.
«Estamos cruzando los dedos, porque aterrizar en Marte no es nada banal, no es algo que se haga todos los días, y para Europa sería un hito extraordinario», asegura el ingeniero coruñés Alejando Cardesín Moinelo, responsable de operaciones de Exomars. Es uno de los gallegos que tiene un destacado papel en un proyecto histórico en el que la industria española ha realizado importantes aportaciones. El otro es Carlos Samartín, responsable de Materiales Compuestos de Airbus España, que se encargó de la coordinación del diseño y fabricación del escudo térmico que protegerá al robot en su descenso de seis minutos hasta que se pose sobre suelo marciano.
«Tenemos -agrega Cardesín- mucha confianza en el éxito, porque la tecnología está lo suficientemente desarrollada, aunque siempre hay un riesgo porque es la primera vez y los rusos y los norteamericanos tuvieron varios fracasos antes de poder conseguirlo». En realidad no es la primera vez que un módulo europeo intenta aterrizar sobre Marte. Lo hizo antes el Beagle en diciembre del 2003, pero se trataba de un rover diseñado y fabricado exclusivamente por la Agencia Espacial Británica. Fracasó, una desagradable experiencia que los responsables de la agencia confían en que no se repetirá. Esta vez se ha optado por ir mucho más despacio, paso a paso. Las simulaciones indican que el riesgo es apenas del 2 %. «No nos podemos permitir el fracaso -destaca Cardesín- porque trabajamos con fondos públicos y el riesgo tiene que ser mínimo». La misión completa supone un coste de 1.600 millones de euros aportados por Europa y otros mil por Rusia.
De hecho, con Schiaparelli solo se quiere probar la tecnología, porque su vida útil en Marte será más bien discreta. Solo estará operativo entre dos y cuatro días, el tiempo en el que le durarán las baterías. Aún así está equipado con un pequeño paquete científico con una estación meteorológica que registrará la velocidad del viento, la humedad la presión y la temperatura en el punto de aterrizaje, Meridiani Planum, en el polo sur del planeta. También obtendrá las primeras medidas de lo campos eléctricos en la superficie de Marte, datos que podrían arrojar luz sobre el origen de las tormentas de arena. Al mismo tiempo, en su descenso tomará 15 fotos en blanco y negro.
La ESA, en colaboración con la agencia espacial rusa Roscosmos, se reserva la traca final para dentro de dos años. Será entonces cuando envíe un auténtico robot explorador, un rover con capacidad de taladrar el suelo hasta dos metros y realizar todo tipo de análisis biológicos y geológicos.
A la búsqueda de vida
Mientras tanto, el protagonismo recaerá en el satélite TGO, que se colocará en la órbita de Marte justo en el momento en que Schiaparelli lo haga en su subsuelo. La sonda analizará los gases de la atmósfera del planeta, fundamentalmente metano, para detectar su origen y descubrir si su presencia, ya advertida en otras misiones, está relacionada con la actividad geológica del planeta o con la biológica. El objetivo, en este caso, pasa por hallar signos de vida pasada o presente en Marte.

Carlos Sanmartín: «Es un orgullo contribuir a la historia de la exploración espacial europea»

El ingeniero gallego es el responsable del diseño y fabricación del escudo térmico del robot que aterrizará en Marte




REDACCIÓN / LA VOZ 17/10/2016 09:44

La tecnología espacial europea se someterá entre el próximo miércoles y jueves a una auténtica prueba de fuego: conseguir aterrizar un pequeño robot, el Schiaparelli, de forma controlada sobre la superficie de Marte. Es uno de los grandes objetivos de la misión ExoMars, de la Agencia Espacial Europea (ESA), un reto que hasta ahora no ha podido superar. Si lo logra, una parte del éxito habrá que atribuírselo al ingeniero gallego de Airbus EspañaCarlos Samartín Pulián (A Coruña, 1975), el responsable del diseño y fabricación de una de las piezas clave: el escudo térmico que protegerá a la sonda en su entrada a la atmósfera marciana.
-Imagino que estará nervioso ante la proximidad de la cita.
-Una parte de inseguridad e inquietud siempre tienes, porque han sido muchas horas de trabajo y esfuerzo, pero más que nervioso lo que estoy es emocionado e impaciente, porque no dejas de contribuir a la historia de la exploración espacial europea. Es un orgullo. Pero nosotros ya tenemos experiencia. El sistema de telecomunicaciones de uno de los rover que laNASA tiene en Marte, el Curiosity, es nuestro, lo fabricamos aquí. Sin este sistema no serían posibles las comunicaciones con la Tierra.
-Sí, pero el escudo térmico es una pieza clave para lograr el objetivo de aterrizar en Marte.
-El escudo térmico es una parte de un conjunto de piezas clave, como los motores de frenado o el sistema de paracaídas. El escudo no solo sirve de protección, sino que tiene que mantener la dirección de la sonda. Debe tener una forma aerodinámica que le permita mantener una trayectoria estable hacia el punto donde se quiere aterrizar.
-¿Ha supuesto un reto técnico?
-Geométricamente hablando es una pieza de una enorme complejidad. Es una de las piezas más difíciles que hemos diseñado y construido en Airbus.
-¿Qué temperaturas puede soportar para resistir la fricción con la atmósfera de Marte?
-Es una estructura preparada para soportar la elevada radiación del viaje a Marte, temperaturas muy frías en parte del viaje y otras muy elevadas en el descenso. Puede aguantar temperaturas de entre 800 y 1.00 grados.
-Usted fue el coordinador del diseño y de la fabricación. ¿En qué consistió su trabajo?
-Aquí hubo que hacer un desarrollo en tiempo real y adaptar el diseño al proceso de fabricación. Hubo una interacción muy fuerte entre diseño y fabricación y yo me encargaba de coordinar estas tareas.
-Una gran responsabilidad.
-Sí, fue una gran responsabilidad, y en algunos momentos durante el programa pasamos por momentos de nerviosismo. También hubo momentos de tensión con el resto de compañías que formaban parte del proyecto.
-Sobre la misión no faltan críticas a Europa por un exceso de prudencia, por querer probar primero que es capaz de posar un robot y luego, dentro dos años, enviar otro de exploración, esta vez sí operativo. ¿No sería más fácil hacerlo todo en una única fase?
-La misión, de 1.600 millones de euros, se planteó en dos fases porque lo primero que quiere demostrar Europa es que somos capaces de posarnos en Marte y de transmitir desde allí. Una vez que lo consigamos se lanzará unrover para, a partir de ahí, hacer exploración marciana. Es verdad que hay gente que ha dicho que es un exceso de prudencia, pero Europa ha preferido ser prudente porque hay muchas piezas y tecnología nueva que hay que probar. La filosofía de la agencia es que cada paso sea firme antes de dar el siguiente, mientras que la de la NASA es de prueba y error. Las dos son legítimas.
-También hay quien dice que la Agencia Espacial Europea no tiene mucho que envidiar a la NASA.
-Nosotros lo que tenemos que envidiar a la NASA son sus presupuestos. En algunos aspectos estamos a la par, en otros ligeramente por encima, y en otros están ellos ligeramente por debajo. Pero tanto la NASA como la ESA son las dos grandes referencias espaciales a nivel internacional.
-Pero se les resiste el aterrizaje en Marte.
-Es una maniobra extraordinariamente complicada. La NASA tiene mucha experiencia porque lleva mucho tiempo enviando naves y astronautas. A nosotros nos falta esa parte, aquí hubo que desarrollar productos y procesos que no teníamos en nuestro catálogo.




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